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Conoce la Hepatitis Vírica y actúa

28 de Julio de 2019

Conoce la Hepatitis Vírica y actúa

 

La hepatitis vírica es una inflamación del hígado debido a la infección por alguno de los cinco virus de la hepatitis. En la mayoría de las personas, la inflamación comienza de forma súbita y solo dura unas semanas.

 

La Hepatitis Vírica puede ser asintomática o puede presentar síntomas graves, las personas afectadas pueden presentar falta de apetito, náuseas, vómitos, fiebre, dolor en la parte superior derecha del abdomen e ictericia (coloración amarillenta de la piel).

 

Esta enfermedad puede ser causada por uno de los cinco virus de la hepatitis (A, B, C, D y E) y probablemente, por otros virus aún no identificados. El virus de la hepatitis A es la causa más frecuente, seguido del de la hepatitis B. El riesgo de contraer hepatitis aumenta al realizar ciertas actividades, como hacerse un tatuaje o una perforación estética, compartir agujas para inyectarse drogas o tener varias parejas sexuales.


Síntomas

La hepatitis vírica puede dar lugar a cualquier cuadro clínico, desde un trastorno menor, similar a una gripe, hasta una insuficiencia hepática mortal. A veces cursa de forma asintomática. La gravedad de los síntomas y la velocidad de recuperación varían considerablemente en función del tipo de virus y de la respuesta de la persona a la infección. La hepatitis A y la hepatitis C suelen cursar con síntomas muy leves o ser asintomáticas y pueden pasar inadvertidas, mientras que las hepatitis B y E producen síntomas graves. La infección simultánea por los virus de la hepatitis B y D (llamada coinfección) hace que los síntomas sean aún más graves.

En las personas fumadoras, la aversión al tabaco es un síntoma típico. Algunas veces, en especial en la hepatitis B, las personas infectadas presentan dolores articulares y urticaria con prurito (habones, lesiones cutáneas).

Por lo general, entre 3 y 10 días después, la orina suele volverse oscura y aparece ictericia (coloración amarillenta de la piel y de la parte blanca de los ojos) síntomas que se deben a la acumulación de bilirrubina en la sangre. La bilirrubina es el principal pigmento de la bilis, el líquido digestivo amarillo-verdoso producido por el hígado. La mayoría de los síntomas desaparecen habitualmente en este punto y la persona se siente mejor, aun cuando la ictericia puede empeorar. La ictericia suele alcanzar su nivel máximo en el periodo de 1 a 2 semanas y luego, de la semana 2 a la 4, va desapareciendo, también se pueden presentar síntomas de colestasis (una reducción o interrupción del flujo de la bilis), tales como deposiciones blanquecinas y prurito generalizado (Hormigueo o irritación en la piel) en especial en personas con hepatitis A.

En raras ocasiones, los síntomas llegan a ser extremadamente graves y aparece insuficiencia hepática (llamada hepatitis fulminante). Las personas que padecen hepatitis B, y sobre todo aquellas con una coinfección por hepatitis D, son más propensas a tener una hepatitis fulminante cuya progresión puede ser muy rápida. Las sustancias tóxicas, eliminadas normalmente por el hígado, se acumulan en la sangre y llegan al cerebro, lo que provoca encefalopatía hepática. La hepatitis fulminante puede resultar mortal, sobre todo en adultos.

Las personas con hepatitis vírica generalmente se recuperan en 4 u 8 semanas, incluso sin tratamiento, sin embargo, las personas infectadas por el virus de la hepatitis C pueden convertirse en portadoras del virus, las personas infectadas con hepatitis B tienen menos probabilidades de convertirse en portadores, los portadores no tienen síntomas, pero siguen estando infectados y transmiten el virus a otras personas, los portadores pueden llegar a padecer hepatitis crónica, pese a que la enfermedad no sea aparente, también es posible que, a la larga, los portadores lleguen a tener cirrosis o cáncer hepático.

 

¿Cómo prevenir la hepatitis?

Existen vacunas intramusculares para prevenir las infecciones por el virus de la hepatitis A, B y E. La vacuna frente a la hepatitis A se recomienda para todos los niños y para los adultos con riesgo de estar expuestos al virus, como los que vayan a viajar a zonas donde la hepatitis A es frecuente. Se recomienda la vacuna contra la hepatitis B para todos los menores de 18 años, comenzando desde el nacimiento. La vacuna contra la hepatitis E, una vacuna nueva, es más probable que se utilice en zonas en las que la hepatitis E es frecuente.

Como con la mayoría de las vacunas, la protección se alcanza después de varias semanas, que es cuando la vacuna alcanza todo su efecto ya que el sistema inmunitario crea anticuerpos contra ese virus concreto de forma gradual.

Si una persona que nunca ha sido vacunada está expuesta al virus de la hepatitis A puede protegerse mediante la inyección de un preparado de anticuerpos denominado concentrado de inmunoglobulinas estándar, el cual evita la infección o disminuye su gravedad, sin embargo, el grado de protección que aporta es variable y es solo temporal.

Si una persona que no ha sido vacunada se expone al virus de la hepatitis B, se le administra inmunoglobulinas contra la hepatitis B además de la vacuna. Las inmunoglobulinas contra la hepatitis B contiene anticuerpos frente al virus de la hepatitis B que ayudan al cuerpo a combatir la infección, esté preparado evita los síntomas o disminuye su gravedad, aunque es poco probable que impida la infección. Algunas personas, como las que tienen un sistema inmunitario debilitado o las que están siendo tratadas con hemodiálisis, pueden necesitar una dosis de refuerzo de la vacuna.

No se dispone de vacunas contra la hepatitis C ni D, sin embargo, la vacunación contra el virus de la hepatitis B también disminuye el riesgo de infección por el virus de la hepatitis D.

Se pueden adoptar otras medidas preventivas contra la infección por los virus de la hepatitis como:

  • Lavarse cuidadosamente las manos antes de manipular alimentos
  • No compartir agujas para inyectarse fármacos ni drogas
  • No compartir cepillos de dientes, maquinillas de afeitar ni otros objetos que puedan contener restos de sangre
  • Adoptar medidas de seguridad en las relaciones sexuales, por ejemplo, usando métodos de barrera como el preservativo
  • Limitar el número de parejas sexuales

Es poco probable que la sangre de donaciones esté contaminada ya que se analiza previamente, sin embargo, los médicos contribuyen a reducir el riesgo de hepatitis realizando transfusiones de sangre solo cuando son esenciales. A veces, las personas que tienen que someterse a una intervención quirúrgica, hacen donación de su propia sangre unas semanas antes de la intervención con el fin de evitar la transfusión de sangre procedente de un donante desconocido.

 

Tratamiento

En la mayoría de las personas no es necesario ningún tratamiento especial, aunque las que padecen una hepatitis aguda excepcionalmente grave requieren hospitalización. Después de los primeros días, la persona suele recuperar el apetito y ya no tiene que permanecer en cama. No se requieren restricciones importantes en la dieta, en las actividades que la persona desarrolla habitualmente, ni son necesarios los suplementos vitamínicos. La mayoría de las personas pueden volver a trabajar sin peligro después de remitir la ictericia, aun cuando los resultados de las pruebas de la función hepática no sean completamente normales.

Las personas con hepatitis no deben consumir alcohol hasta estar totalmente recuperadas. Si la hepatitis B provoca una hepatitis muy grave (fulminante), los fármacos antivíricos pueden ser de ayuda, sin embargo, el trasplante de hígado es el tratamiento más eficaz y posiblemente, la única esperanza de supervivencia, sobre todo en adultos.

Recuerda realizarte chequeos periódicos y visitar a tu médico con regularidad.

 

Fuentes:

https://medlineplus.gov/

https://www.who.int/es

https://www.minsalud.gov.co

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